“Encontré a esta foca gris, la cual estuvo conmigo durante unos minutos. Luego otra foca subía por mi pierna. Es la mejor experiencia de mi vida”.
Aunque al principio se mostró asustado y sorprendido Gary notó que la foca no estaba buscando problemas y mucho menos se sentía amenazada, por lo que se relajó y disfrutó del momento.
Más tarde se acercó una foca más a la que le llamaron la atención sus aletas y quiso jugar con ellas por un momento.